En ocasiones las palabras nacen ya muertas. Tal vez ese sea el caso de desinversión, cuyo prefijo (des-) la condenó a las malas miradas de los que toman las decisiones así como de los que las sufren/padecen/disfrutan.
La idea inicial era haber utilizado el término desinversión para referirnos al "proceso de eliminar de forma parcial o total recursos de prácticas, procedimientos, tecnologías o fármacos que se estima que aportan poco o ningún beneficio a la salud, por lo que representarían una asignación de recursos ineficiente" (definición de Juan del Llano en el artículo "Desinvertir en lo que no añade salud sin dañar el sistema.Gaceta Sanitaria;2012;13(3):83-85") y por otro lado haber utilizado el término reasignación para hablar de la redistribución de recursos, realizando un trasvase desde unas actividades sobre las que se desinvertiría hacia otras sobre las que se reinvertiría (o implementaría su financiación, o favorecería su uso de algún otro modo, o...).
Finalmente, guiándonos por el artículo de Carlos Campillo y Enrique Bernal "Reinversión en sanidad: fundamentos, aclaraciones, experiencias y perspectivas.Gaceta Sanitaria.2012 (en prensa)", hemos decidido escoger el término reinversión, para indicar (en palabras de los autores) el "proceso explícito mediante el cual se dejan de financiar de manera parcial o por completo medicamentos, dispositivos, aparatos o procedimientos con bajo valor clínico (sin efectividad clínica, no coste-efectivos o cuya efectividad o eficiencia son marcadamente marginales o menores que las de otros disponibles), al tiempo que—esta ampliación semántica es clave—se promueven los de más alto valor clínico y, además, los recursos liberados se destinan a financiar estos últimos".
El proceso de reinversión en salud deberá verse indisolublemente ligado a la evaluación de tecnologías sanitarias; separar tajantemente de forma artificial la forma de comportarnos con las nuevas tecnologías (ya sean un fármaco o un nuevo aparato de diagnóstico por imagen) del modo en que lo hacemos con las ya establecidas en lo que a su evaluación se refiere podría llevarnos a reproducir en este campo un fenómeno similar al que ya se sufre a diario en la práctica clínica, la llamada inercia terapéutica, que hace que sea mucho más difícil modificar lo ya establecido que introducir (o no hacerlo) elementos nuevos.
Como iniciación en el tema recomendamos las lecturas enlazadas en los párrafos anteriores (especialmente en las dos relacionadas con desinversión y reinversión)... y todas las entradas que se irán publicando en este blog en forma de comentarios de artículos, aclaración de conceptos o aporte bibliográfico.
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